Arbus



Diane Arbus fue a la cacería del lado oscuro de la vida poblada de monstruos arrebatadamente humanos, de esa vida amueblada de seres estrafalarios y dramáticos, de seres como sacados de una pesadilla; pero eso sí todo organizado en la foto con sensibilidad y una emocionada sutileza.
«La mayoría de la gente vive con el temor de tener una experiencia traumática. Los monstruos nacen con traumas y pasan la prueba de la vida. Son aristócratas», es una de las frases más célebres de Arbus, quien, criada en un ambiente de privilegio -su familia, de origen judío, era la propietaria de los lujosos almacenes de moda Russeks-, se sintió fascinada desde la infancia por los que vivían al otro lado, por los mendigos, los desheredados, los deformes, los excéntricos...


"Quiero fotografiar las ceremonias dignas de consideración de nuestro presente porque, mientras vivimos aquí y ahora, tenemos tendencia a percibir sólo lo que es aleatorio, estéril e informe. Mientras lamentamos que el presente no sea como el pasado y perdemos la esperanza de que se convierta en el futuro, sus innumerables hábitos inescrutables permanecen a la espera de un significado. (...) Éstos son nuestros síntomas y nuestros monumentos. Deseo preservarlos simplemente porque todo aquello que es ceremonioso y corriente llegará a ser legendario". He ahí, en esas frases de Diane Arbus, la clave de su mirada. En palabras del escritor argentino Tomás Eloy Martínez, “más –o quizá mejor– que ningún otro fotógrafo, Diane Arbus expresa los infortunios de toda la especie humana a través de un solo individuo, en un instante que representa la eternidad. De pocas artes se puede decir tanto, y quizá no hay otro lenguaje que diga tanto con tan poco.”

Al final de su vida, intentaba explicar a sus propios alumnos cómo un fotógrafo podía captar el alma de una persona, atrapar ese inevitable halo misterioso, siniestro, secreto.
Diane Arbus se suicidio en julio de 1971, a los 48 años.al final de su vida, antes de suicidarse a intentaba explicar a sus propios alumnos cómo un fotógrafo podía captar el alma de una persona, atrapar ese inevitable halo misterioso, siniestro, secreto.
Su cuerpo apareció en su apartamento de Nueva York, con las muñecas cortadas, pero la autopsia determinó que había muerto por ingestión masiva de barbitúricos.

La enciclopedia de fotografía americana informa que en el año 1972 que Arbus ha vendido más cien mil copias de sus fotografías. Este dato muestra que para el sueño americano el arte valido es aquel que se cotiza bien el mercado. Diane Arbus fue una fotógrafo de los extremos; los seres que retrató estaban empañados de una belleza frenética. Sus fotos en alguna medida fueron ese espejo donde pudo conocer(se) y descifrar(se) esa monstruosidad que en algunos vive muy bien guardada y en otros escapa a la superficie como una extraña metáfora que cala los huesos.


6 Response to "Arbus"

  1. Sibyla Says:

    Hola Shiry!
    Me encantó tu post, estoy totalmente de acuerdo, que un buen fotógrafo, debe saber captar el elma de la persona en sus retratos...
    Hace poco yo tambien escribí una entrada con fecha de 23 Marzo 2008, sobre otra fotógrafa, llamada Francesca Wodman, que también puso fin a su vida, cuando contaba con 23 años, en 1981.

    Ha sido un placer descubrir tu blog.

    Hasta pronto. Feliz puente:)

  2. Anónimo Says:

    grande Diane Arbus

    si es un tema de Jorge Drexler

  3. The Black Says:

    buen post.. SaLUDOS

  4. Anónimo Says:

    Me gusta pensar que son estos "excéntricos" los que dan sentido a la vida. Un guiño en cada foto y anécdota de su vida. Un abrazo Shiry¡

  5. * R e N a * Says:

    wow estas cosas me encantan, buscaré más información jeje

  6. __ Says:

    No termino de creerme que para captar el alma en una fotografía tengas que buscar cuerpos de los "desheredados".

    No tengo ni idea de estos temas, pero sólo deseo que el alma no esté sujeta a las banalidades de nuestros cuerpos.

    En cualquier caso no le quito el mérito a las instantáneas. Me gustan...

    ... como me gusta este Blog, a 12.000 km de distancia.

    Ale, Ignacio